José Mª Botella Navarro

Soy veterinario clínico y además confieso que soy un miedoso compulsivo de todo lo relacionado con “dentista”.

Quiero decir que acudí a esta clínica dental por recomendación de un amigo mío. Acudí lleno de miedo, lleno de prejuicios, lleno de ganas de decir: “lo siento, perdón por las molestias causadas pero me voy”. Y afrontando mi miedo por el problema enorme de mis dientes, superé este momento y me puse en las manos de Miguel.

Que podría deciros… Bueno lo primero de todo es que si tenéis algún problema, id. Os vais a encontrar a un enamorado de su trabajo, a un profesional de verdad, auténtico, de los que le importan sus pacientes. Os vais a encontrar a una gran persona que sabe escucharte y que en vez de ignorarte o reírse de ti, se sienta tranquilamente y por arte de magia te cede su seguridad para que tu miedo huya de ti. Un profesional de los que todavía buscan la perfección, que la encuentren… eso es lo de menos, lo importante es que la busca. No se para y te dice lo siento; lo intenta y la mayoría de las veces lo consigue. Una frase que lo dice todo es la que utilicé para responderle a su pregunta de – “¿Quieres que te ponga un poco de anestesia por si tienes molestias mientras trabajo? – Mi respuesta fue “NO”. Yo miro en mi pasado y me parece increíble. Le contesté que no, no porque Miguel sea mago, hechicero o brujo, le dije que no porque se ganó mi confianza y eso hizo que yo le dejara trabajar tranquilamente.

Os recomiendo esta clínica simplemente porque cuando encontramos profesionalidad, limpieza, técnica, un equipo compacto, y humanidad… ¿Qué más podemos pedir?
Gracias a todo el equipo de esta clínica, ahora sí que me siento tranquilo.