Irene Berrocal Dominguez
Cuando tenía 15 años acudí a varia clínicas dentales para solventar la desastrosa colocación de mis dientes. En todas ellas la solución pasaba por quitarme varias piezas además de colocarme una máscara facial, mientras que estuviera en casa, para corregir la mandíbula.
Obviamente, ni a mi ni a mis padres nos pareció bien esta idea, entonces una amiga nos recomendó consultar en la clínica del Dr. Casas y ya en la primera visita decidimos que sería allí donde íbamos a realizar el tratamiento.
El doctor nos habló del método Damon y nos aseguró que conseguiría una dentadura perfecta sin necesidad de máscara ni quitando piezas sanas.
Así que me puse en sus manos y al cabo de unos dos años mi sonrisa era como el doctor me aseguró que sería.
Por ello, le doy las gracias tanto al doctor como a su magnífico equipo Ana e Inma, porque hoy en día tengo la dentadura que siempre soñé y conservo todas mis piezas.